¿Qué hacer ante los desbordes emocionales de mi chiquit@?

¿Sabias que todos los niños y niñas del mundo, sin importar la cultura o lugar donde se encuentren, han hecho alguna vez en su vida, en mayor o menor intensidad, un berrinche?. 

¿Te has puesto a pensar que quizás el problema no es tu hijo o tu hija, si no que hay algo en términos de neurodesarrollo que ocasiona que los berrinches se presenten?

Soy consciente de que conservar la calma ante los desbordes emocionales abruptos de nuestros chiquitos no es nada sencillo.  Presenciar un berrinche nunca es fácil, y hacerlo de manera pública puede incluso llegar a dificultar aún más la situación para nosotros debido a las miradas y a la presión social. Sin embargo,  entender la procedencia de los mismos y saber qué hacer en ese momento difícil puede ayudar a tu hijo(a) a desarrollar habilidades socioemocionales para la vida significativas para su autorregulación en el futuro.

¿Qué es un berrinche?

Iniciemos por el principio, comprendamos en primera instancia lo que realmente es un berrinche. Quizás has escuchado decir a tus amigos o familiares que un berrinche no es más que:

“Un mecanismo de manipulación que tu hijo(a) utiliza para conseguir lo que quiere”

o que es “la muestra de que el niño(a) es un malcriado(a) y necesita correctivos más fuertes”

Pero la realidad es que estos no son más que mitos erróneos que socialmente se han creado desde el adultocentrismo para tratar de dar explicación a lo que años atrás era desconocido.

Hoy en día las neurociencias y la psicología infantil nos explica que un berrinche es “una explosión incontrolable (ojo, el niño(a) no es capaz de controlarla aunque lo desee) de enojo que surge a partir de los esfuerzos fallidos del niño por controlar alguna situación. El berrinche es un momento de gran intensidad emotiva que supera la capacidad del sistema para regularse”, y sucede porque las conexiones cerebrales entre los centros superiores e inferiores del cerebro del niño no se han terminado de desarrollar o no están disponibles por falta de sueño, hambre, cambios en la rutina, o estrés (Tomado de www.consciousdiscipline.com). 

Es por esto que el primer paso que debemos dar es cambiar nuestra mirada y la manera de entender los berrinches de nuestros hijos, pasando del “tengo que controlar este berrinche y hacer que pare ahora”, por “cómo puedo ayudar a mi hijo a establecer conexiones cerebrales que le permitan regularse poco a poco y a su vez enseñarle habilidades de autorregulación para el resto de su vida”.

Tu hijo no te hace un berrinche a ti, simplemente su cerebro aún no está lo suficientemente desarrollado como para controlar el impulso y regular la emoción que está sintiendo de una manera más adaptativa.

Y quizás te preguntarás, ¿entonces qué debo hacer ante los berrinches de mi hijo o mi estudiante?

En un principio anticípate a la posibilidad de que aparezcan, y minimiza posibles factores causales que estén dentro de tu control, tales como: asegurarse de que no tenga sueño y haya descansado bien, que se haya alimentado, que no tenga algún dolor físico, que su rutina no se haya interrumpido de manera abrupta, y que en la medida de lo posible sus necesidades físicas y emocionales se hayan suplido.

No obstante, sigue existiendo la posibilidad de que,  aún y cuando sus necesidades han sido satisfechas, el berrinche se presente, y es importante que en este caso, no te lo tomes personal, ni busques culpables, pero sí que intervengas de la manera apropiada para ayudar a su autoregulación y al desarrollo de habilidades para la vida.

¿Qué puedes hacer en ese momento? :

  • Ante todo RESPIRA e inicia por tu propia autorregulación. Repite en esos momentos el siguiente mantra: “Respira, estás segura, tú puedes con esto”
  • Evita intervenir, en la medida de lo posible, hasta que sientas que eres dueña(a) de tus emociones y palabras para que tu intervención sea constructiva y no destructiva. 
  • No lo dejes solo(a), evita ignorarlo, solo quédate a su lado acompañándolo(a) en silencio.
  • Mira el comportamiento de tu hijo como un pedido de ayuda, si en esos momentos pudiera hablarte seguramente él/ella te diría: “mamá ayúdame, no se que me pasa, siento una frustración muy grande y una sensación muy fuerte dentro de mi que no puedo controlar”
  • Respira profundamente y observa a tu pequeñito(a) con una mirada compasiva y amorosa.
  • Busca hacer contacto visual y una vez lo logres solo sigue respirando. Tu autorregulación ayudará  para que él/ella se regule contigo. 
  • Una vez tu pequeñito(a) comience a relajarse, ofrece empatía mientras describes (sin juzgar) el lenguaje corporal y las acciones del niño(a): “tus manitos están así…. tu carita esta así”…  
  • Etiqueta el sentimiento que detonó el berrinche diciendo algo como: “Noto que estas enojado(a)” ; y complementa validando la reacción emotiva:”Tú esperabas que te comprara el juguete, lo entiendo”; pero mantén el límite establecido: “pero hoy no es día de comprar el juguete”.
  • Cierra la intervención enseñando una nueva habilidad: “Sé que es difícil no obtener lo que queremos, pero respira conmigo, tú puedes manejar esto.”

Guiar y acompañar a tu pequeñito(a) mientras desarrolla habilidades de autorregulación fortalecerá tus propias habilidades autorregulatorias, propicia un ambiente seguro y consolida un vínculo afectivo saludable entre ustedes dos, lo que le permitirá a el/ella desarrollar un lenguaje interno sano que le enseñará a auto-regularse y manejar sus emociones apropiadamente en el futuro y a lo largo de su vida.

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